Idiomas que unen: el aprendizaje lingüístico como
puente hacia la educación intercultural
Línea de investigación: Promoción de pregrados
Autor: Laura Alarcón
En un contexto global cada vez más interconectado,
donde los desafíos sociales, políticos y medioambientales traspasan fronteras,
la capacidad de comprender y convivir con otras culturas se ha vuelto esencial.
El aprendizaje de idiomas no solo facilita la comunicación entre personas de
diferentes orígenes, sino que también es una herramienta poderosa para promover
la educación intercultural. Esta dimensión del aprendizaje lingüístico fomenta
el respeto, la empatía y la construcción de sociedades más inclusivas, donde la
diversidad no es vista como obstáculo, sino como una riqueza compartida.
Estudiar una lengua extranjera implica también conocer las tradiciones, valores
y visiones del mundo de otros pueblos, lo cual fortalece la ciudadanía global y
el entendimiento mutuo.
La UNESCO ha reconocido el papel fundamental del
aprendizaje de idiomas en el fortalecimiento del diálogo intercultural,
señalando que “la competencia lingüística es un elemento clave para construir
una paz sostenible” (UNESCO, 2022). En este sentido, un estudio publicado por
el Journal of Multilingual and Multicultural Development demostró que
los estudiantes que aprenden una segunda lengua tienden a mostrar niveles
significativamente más altos de tolerancia cultural, apertura mental y
actitudes positivas hacia grupos diferentes al propio. Además, el informe de la
Comisión Europea sobre Multilingüismo (2023) destacó que los programas
escolares que incorporan una educación intercultural basada en el aprendizaje
de idiomas contribuyen al desarrollo de competencias sociales y emocionales
esenciales en entornos diversos. Esto demuestra que las lenguas no son solo
medios de comunicación, sino vehículos de integración y cohesión social.
Estudiar un idioma extranjero permite, además,
desafiar estereotipos y descubrir puntos en común entre culturas que, a primera
vista, podrían parecer muy diferentes. A través de la lengua se accede a las
narrativas, expresiones artísticas, cosmovisiones y experiencias cotidianas de
otras comunidades, lo que amplía nuestro marco de referencia y nos invita a
reflexionar sobre nuestra propia identidad. En un mundo en el que la
polarización y el prejuicio siguen generando divisiones, el aprendizaje de
idiomas emerge como una forma concreta de cultivar el entendimiento y construir
puentes. Esta experiencia, profundamente humana y transformadora, nos recuerda
que en cada palabra nueva que aprendemos hay una historia, una persona y una
oportunidad de conexión.
En conclusión, el aprendizaje de idiomas representa
mucho más que una competencia comunicativa: es una herramienta educativa de
profundo valor social y cultural. Nos permite no solo hablar con el otro, sino
comprenderlo, respetarlo y convivir con él en armonía. En un tiempo donde urge
formar ciudadanos globales comprometidos con la diversidad y el diálogo,
estudiar idiomas es un acto de apertura, empatía y compromiso con un mundo más
justo e inclusivo. Aprender una lengua extranjera es, en definitiva, aprender a
mirar el mundo con otros ojos.
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